lunes, 16 de julio de 2018

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Hoy no me apetece dormir, hoy me apetece recordar. Recordar muchas cosas, recordar este último año (y un poquito más) que he vivido junto a ti y recordar(te), en la medida de lo posible, todo lo que has sido capaz de hacerme sentir. Todo esto ha ido cambiando muchísimo desde el día que nos conocimos y mi visión sobre ti fue también distinta a medida que pasaba el tiempo, pero hubo algo que siempre tuve claro: no sabía en qué sentido, pero sabía que ibas a ser alguien muy importante y especial en mi vida. Desde el minuto uno me transmitiste una confianza que pocas personas han conseguido transmitirme en mucho tiempo, siempre fue como si te conociese de hacia mucho tiempo, como si fueses la persona que le hacía falta a mi vida. 16 meses después puedo afirmar que no me equivocaba.

Yo ya no confiaba en nadie que no fuera yo (y a veces ni eso) cuando apareciste, no creía en los tréboles de cuatro hojas ni que los gatos negros daban mala suerte, no creía que alguien pudiese ser capaz de plantarse a mi lado y ayudarme a ordenar un poquito mi vida, que no era fácil, y sobretodo no creía que alguien fuese capaz de quererme así, tal cual soy, tan desastre a veces y tan caótica otras. Hoy te digo que no sé si creo en la suerte, pero si que sé que si existe, lleva tu nombre y que si en algo creo ciegamente, es en nosotros.

Soy rara, quizás demasiado. No me gusta la gente pero hay días en los que no me gusta estar sola, no me gusta salir, lloro cada vez que tengo ocasión y cuando no la tengo también, soy incapaz de acabar una discusión sin ponerme a llorar y soy incapaz de hablar sin estresarme cuando la opinión de la otra persona no es igual que la mía. Soy caprichosa y para lo pequeña que soy tengo mucha mala leche. Siempre tengo sueño, siempre tengo hambre y siempre me aburro, pero nunca quiero hacer nada para dejar de hacerlo. Prefiero mil veces estar en casa que salir de fiesta, digamos que no me gusta compartir oxígeno con otras personas. Soy rara para comer, rara para vivir y rara para todo. Creo que para mi siempre ha sido más fácil describirme como una persona "poco normativa" y sacarme defectos que creer que todo eso es lo que me hace especial. Y aquí es donde entras tú. No sé como pero te has enamorado y, lo más importante, has hecho que me enamore yo también de todo lo que yo pensaba que no era bueno, de todo aquello que para mí no eran más que defectos.

De hecho, me has hecho ver que en eso se basa una relación, en aprender juntos y creo que en eso somos expertos. He aprendido mucho de ti y tú has aprendido mucho de mi, pero sobre todo hemos aprendido mucho junto. Eres una de las pocas personas, por no decir la única, con la que teniendo opiniones totalmente contrarias he conseguido sacar una conclusión conjunta y que ambos entendamos la parte del otro. He madurado como novia, como amiga, pero sobretodo he madurado como persona. Y es que si algo hace que esto sea especial es que además de querernos mucho, nos queremos bien.

Por si todo esto fuera poco, tengo miedos, muchos, muchos más de los que me gustaría. Pero supongo que de eso todos tenemos, quizás yo exagere un poco, pero ya sabes como soy. Me dan miedo las películas de miedo, y más si luego tengo que dormir sola, me da miedo perder la ilusión, perder la alegría o que algún día me falten personas imprescindibles en mi vida. Me dan miedo las cucarachas, a veces me da miedo la oscuridad y me da miedo no tener las cosas claras. Me da miedo desenamorarme de ti, o que te desenamores de mi y me da miedo que algún día dejes de quererme en tu vida y no saber como irme de ella. Pero por encima de todos mis miedos, estás tú y están mis ganas de que todo funcione y de hacernos, o mejor dicho, de que seamos felices.

Y es que cuando a veces pienso en casa, en hogar, no sé me viene a la cabeza el sitio donde duermo ni donde vivo, se me vienen a la cabeza personas. Personas que hacen todo mucho más fácil, que ayudan y que mejoran la vida. Mi familia, mis amigxs, que no serán muchos pero son los mejores, y tú. Todos aquellos que me aguantan cuando no me aguanto ni yo misma y si alguien tiene un máster en eso sin duda alguna eres tú, amor. Gracias por ser mi casa, mi hogar, por taparme del frío y por cubrirme cuando llueve, y no hablo en sentido literal, por ser siempre la cama más cómoda para dormir y la cocina más bonita para cenar.

Me faltan palabras para agradecértelo todo y para expresarte todo lo que siento, y me faltarían vidas para devolverte todo lo que me das. Así que ten paciencia, que te iré devolviendo todo lo que pueda en el tiempo que nos quede juntos. Ya lo sabes, lo mejor siempre está por venir.

Eres la vida que necesitaba mi vida, te quiero mucho.


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